miércoles, 2 de diciembre de 2020

Los intentos de Sinfónico Guzmán, capítulo 2


2- La noticia

Después de comer, me senté en la sala para ver un poco de televisión. De repente, escuché las llaves. Mi papá había regresado de la tienda. Como de costumbre, cerró la puerta y se quitó la chaqueta que colgó en el perchero. 

Mi papá era un hombre de hábitos, o eso decía mi mamá. Todo debía tener un orden, a excepción de su cuarto de música. Allí tenía su computadora, una impresora, un teclado y cientos de papeles en desorden. 

—¿Cómo te fue en la escuela, Luis? —me preguntó mientras se acomodaba en el sillón a mi lado. 

¿Quería enterarse de cómo mi nombre era un dolor de cabeza?

—Luis, he estado pensando… Cuando mis padres pensaban, me metían en problemas …me parece que ya es tiempo que empieces con tus estudios musicales. En Japón los niños aprenden un instrumento a los tres años de edad. Ya vamos atrasados, ¿no te parece?

Japón estaba a muchos kilómetros de distancia, y los niños allá eran prácticamente genios que descubrían patentes o construían computadoras. Además, ahora que mis compañeros sabían que me llamaba Sinfónico, si se enteraban que estudiaba música, ¡podría darme por acabado!

—Creo que lo mejor para ti será el violín. 

—Pero…

—Me lo agradecerás después. 

¿Cómo decirle que no me interesaba la música sino el taekwondo? Con mi mamá era sencillo contarle sobre mi día, o preguntar lo im-preguntable. Pero con mi papá era diferente. Se trataba del director de la orquesta. Todos le decían: «Maestro Guzmán».  

Ensayé algunas frases.

—Papá, prefiero el taekwondo. La música es aburrida. 

No, no. Debía ser más sutil. 

—Papá, no todos somos tan talentosos como tú. Quizá deba dedicarme al taekwondo. 

Mi papá me miraba fijo, como lo hacía cuando esperaba una respuesta de mi parte. ¿Qué decir? Mi papá no era deportista. Seguramente ni sabía qué era el taekwondo. 

—Está bien. 

—Veré si puedes empezar el viernes —sonrió mi papá. 

Se metió a su cuarto de música y escuché el teclado. ¿Por qué no había dicho nada? ¡Esta era la peor tragedia de mi corta vida! ¡Aprender violín y llamarme Sinfónico! ¡Qué combinación!

 


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D.R. ©️ Keila Ochoa


 

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